Ser “hermano de la cruz” es tener la voluntad de vivir el estilo de vida de Jesús: amor, paciencia, obediencia, resistencia al mal y sumisión al Dios del amor, la justicia y la paz. Sin esto, toda devoción y toda celebración de la cruz suena a hueco, como quien te dice que te quiere pero vive de espaldas a ti.
¡Que la cruz sea para nosotros motivo de conversión al Dios de la libertad y la vida! Sin complejos.